El Valle de Ricote es conocido también como el Valle Morisco, porque allí permanecieron muchos musulmanes que burlaron la orden de los reyes católicos de su expulsión de la península ibérica, después de haber permanecido durante 8 siglos en ella.
La herencia de la civilización musulmana aún permanece en el Valle, en la disposición de sus callejuelas, en los restos arqueológicos hallados en castillos, graneros, norias, acequias, alquerías y necrópolis. De tal manera que las tradiciones y costumbres musulmanas se han ido fusionado con el paso de los siglos con las de los cristianos, dando lugar a una peculiar simbiosis que puede reconocerse en los habitantes del Valle.
La comarca del Valle del Ricote está constituida por cinco municipios:
Villanueva del Río Segura,
Ojós,
Ulea,
Ricote y
Archena, esta última localidad famosa por poseer los cultivos de albaricoques de mejor calidad en toda la región murciana.
Cuenta con una superficie territorial de 258 kilómetros cuadrados, y cada uno de sus municipios cuenta con sitios para el esparcimiento que dotan a la región de un gran interés turístico.
Asimismo, es una comarca que se constituye gracias a la agricultura y la venta de los cultivos, por tener tierras fértiles y ser reconocida por la capacidad de sus habitantes de trabajar valorando el pasado histórico y cultural de la zona.
¡Ejemplo de ingenio!
El Valle de Ricote se encuentra situado al norte de la Región de Murcia y sus fértiles tierras adyacente al río Segura se han beneficiado desde tiempos remotos de sus aguas, por lo que la actividad económica principal del valle está basada en la agricultura.
Debido a que el río Segura no ofrece un caudal permanente y estable de agua, los musulmanes en su tiempo instalaron un complejo sistema hidráulico para su eficiente aprovechamiento, embalsando el agua para poder disponer de ella sin interrupción y usarla al requerirse.
El agua la condujeron hasta las áreas cultivadas para garantizar una regular producción agrícola y garantizaron la irrigación de las áreas más elevadas para incorporar a estas tierras un mayor nivel de productivo. Esta y otras experiencias han sido sabiamente aprovechadas y hoy en día rinden sus frutos. En los cinco municipios que integran la comarca del Valle de Ricote hay buenos ejemplos de ello.
Sabor único
En el Valle de Ricote se ha desarrollado con el tiempo una cocina variada, de múltiples sabores, con una amplitud de recetas que hacen de la gastronomía de esta comarca una exquisitez que se compagina con lo heterogéneo y majestuoso de sus paisajes.
Y es que las hortalizas, legumbres y verduras tienen un protagonismo especial en la gastronomía del Valle de Ricote; no puede ser de otra manera debido a la lograda fertilidad y producción de las tierras de este rico valle.
Platos como el potaje de habichuelas, los diferentes preparados de arroz y garbanzos o las ensaladas de lizones resultan un gran atractivo y nos regalan su particular sabor.
En los diferentes guisos de olla, las carnes locales, combinadas con las excelentes verduras y legumbres producidas, se armonizan con gran maestría otorgándole a los platos el atractivo sabor mediterráneo. También en las particulares formas de preparar las gachasmigas, la harina de trigo con tropezones, el cerdo con habichuelas y hojas de cardo y el arroz empedrado, entre muchos otros platos deliciosos que tienen como base la producción local.
También se encuentran recetas típicas para la elaboración del cordero asado, pero son especialmente exquisitos los platos que tienen al arroz como centro, en las paellas o en el arroz con alubias. Y no se puede dejar de lado los platos del municipio Archena donde destaca la preparación del conejo con vegetales en diferentes formas.
Con relación a la preparación de los postres destacan los bizcochos borrachos de Ojós, también los condenaos y las llamadas picardías. En el municipio Archena la repostería está protagonizada por los cuernos a base de merengue y hojaldre, los pitisú de crema y los negritos, elaborados con merengue y chocolate. En la Pascua de Resurrección es costumbre la confección de monas.
También hay una alta producción de frutas, hábilmente aprovechada. Destacan los albaricoques, melocotones, ciruelas, nectarinas, naranjas y mandarinas, entre otras. El albaricoque, por ejemplo, es uno de los productos más consumidos y abundantes en la zona, por lo se preparan las deliciosas mermeladas caseras de albaricoque y melocotón.